Ojos como enredadera
Recordarte
es recordar el charco aquella noche,
y era yo quizá el charco
y caía desde yo mismo.
Se podría decir que llovía a cántaros
desde las manos, desde mis yemas,
y el cemento era quizá una sábana
donde seguía pisadas, sangre seca, luces.
Recuerdo algunas luces: dormir sobre tu pecho,
el deshielo de tus labios, tu olor a noche,
correr en el caudal, hacer camino,
ser nube, llover a ti.
Ahora vienes breve con tus dedos torcidos,
acaricias un poco, sueltas encrespado tu aroma en el aire
que hace juego con -por ejemplo- tu vientre,con esa boca que, sin querer, me dice locuras:
un paseo por donde sea, una conversación cualquiera.
Es que veo tus ojos como enredadera
y me ahogo en el rugido, en la sombra larga,
en el cosquilleo, el parpadeo,
el roce
que llama y no respondes...
sin darnos cuenta se viene la noche
con su aire torcido,
su tiempo callado,
su sangre seca
a
sin darnos cuenta se viene la noche
con su aire torcido,
su tiempo callado,
su sangre seca
a
silenciarnos.
1 comentario:
Fabuloso poema Jaime, de esos que te renuevan en el amor por la poesía.
Un gustazo.
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