domingo, 14 de octubre de 2007

Ojos como enredadera

Ojos como enredadera

Recordarte
es recordar el charco aquella noche,
y era yo quizá el charco
y caía desde yo mismo.
Se podría decir que llovía a cántaros
desde las manos, desde mis yemas,
y el cemento era quizá una sábana
donde seguía pisadas, sangre seca, luces.

Recuerdo algunas luces: dormir sobre tu pecho,

el deshielo de tus labios, tu olor a noche,
correr en el caudal, hacer camino,
ser nube, llover a ti.

Ahora vienes breve con tus dedos torcidos,
acaricias un poco, sueltas encrespado tu aroma en el aire
que hace juego con -por ejemplo- tu vientre,
con esa boca que, sin querer, me dice locuras:
un paseo por donde sea, una conversación cualquiera.

Es que veo tus ojos como enredadera
y me ahogo en el rugido, en la sombra larga,
en el cosquilleo, el parpadeo,
el roce
que llama y no respondes...

sin darnos cuenta se viene la noche
con su aire torcido,
su tiempo callado,
su sangre seca
a


silenciarnos.

1 comentario:

Gus. dijo...

Fabuloso poema Jaime, de esos que te renuevan en el amor por la poesía.

Un gustazo.